Navegar con niños
Existe una cierta creencia que navegar con niños puede resultar poco conveniente porque se pueden marear, porque no van a soportar la vida a bordo, o incluso que puede resultar peligroso. Nada más lejos de la realidad. Por nuestra experiencia en nuestros viajes en velero, podemos afirmar que a buen seguro los que más problemas pueden llegar a contraer serán los adultos pero difícilmente los niños. Por supuesto siempre siguiendo unas normas mínimas de seguridad que queremos recordar en este artículo.
Un niño si navega por primera vez va a vivir una auténtica aventura. Un nuevo medio de locomoción en el que puede participar activamente, experimentar con algo que se mueve. El contacto continuo con el medio es también un magnífico estímulo para los más pequeños, ya que a casi todos les encanta jugar con el agua. Si a todo eso le sumamos la posibilidad de ver algún delfín, tortuga o ave marina, la diversión está garantizada.
Respecto a las medidas de seguridad, aquí desglosamos algunas que debemos tener presentes si vamos a navegar con niños:
1- Es importante que le enseñemos al niño que navegar es como un juego en el que é también tiene que participar.
2- No es nada conveniente trasladarle nuestros miedos o temores.
3- Nos proveeremos de un chaleco adecuado a su tamaño y peso. Si tenemos previsto alquilar un barco, preguntaremos previamente a la empresa si existe uno acorde a su talla.
4- Cuando estemos navegando evitaremos que el niño se mueva libremente por la cubierta. La bañera en ese caso es el lugar más seguro.
5- La embarcación auxiliar puede ser su principal dominio. Con los debidos cuidados de seguridad, básicamente vigilando la hélice, los niños pueden manejar nuestro chinchorro para llevar a toda la familia hasta tierra desde nuestra embarcación.
6- Practicar snorkel, pescar, un concurso de fotografías marinas, o hacer un taller de nudos pueden ser pasatiempos muy apropiados para completar las horas de diversión a bordo. ¡Ah! y no olvidemos embarcar con nosotros libros de aventuras náuticas para seguir fomentando la lectura entre los más pequeños. ¿Quién no se ha sentido empujado a navegar en su tierna infancia después de leer las aventuras del capitán Ahab en Moby Dick o con Tintín en «El Tesoro de Rackham el Rojo» a bordo del Sirius?.